Tiascien

Simplicio, Sagredo y Salviati se encuentran en una cafetería, charlando animadamente.
Una mesa baja, con tazas de té y café, y una cestita con galletas. Un par de sofás desocupados en el fondo,
cerca de una ventana, y luz de la tarde.
Música relajante

SIMPLICIO: Sigo pensando que todo aquello es un fraude. ¡Míralo bien! ¡Nadie se va a creer que Ella puede sacarnos de este engorro con su método! ¡Estos dos problemas son irreconciliables!
SAGREDO: Nadie está diciendo que pueda hacerlo… es tan solo cuestión de tiempo el que podamos ver si ocurrirá o no. Lo importante es que siga hacia adelante.
SIMPLICIO: Hacia adelante…¿acaso no nos sirve lo que tenemos? Los actuales responsables pensarán que les estamos denostando injustamente después de todo lo que han hecho por nosotros. Además, los problemas internos que tenemos actualmente no son nada comparados con todo lo que puede ocurrir si viene Ella.
SALVIATI: En el fondo, lo importante no son tanto los problemas que nos traiga, pues sabemos que serán innumerables y muy variados; es más importante el desvelar en si que Ella nos puede ofrecer. ¿Habéis visto alguna vez un amanecer sentados en una montaña?
SIMPLICIO: ¿Y qué tiene que ver la montaña?
SALVIATI: No es tanto la montaña como la perspectiva. Ella promete que cada nuevo paso será un amanecer. Supongo que los habrá buenos, malos y regulares, pero mi experiencia me dice que los amaneceres son todos necesarios.
SAGREDO: Mmm… ¿necesarios? ¿No es eso otra manera de decir que no hay manera de librarse de ellos?
SALVIATI: Todas las mañanas los hay, aunque tú no estés despierto para verlos. Yo, personalmente, prefiero estar acompañado por Ella y disfrutar de todas y cada una de esos espectaculares sucesos.
SAGREDO: Siempre es Ella… ¿No hay nadie más? Piensa que hay muchas facetas de toda gema…
SIMPLICIO: Además, aunque Ella haya tenido predominancia últimamente, hasta hace no mucho tiempo han estado otros mucho más importantes. Más relacionados, más sencillos, más humanos…
SALVIATI: ¡Y siguen estando, no lo niego! Pero negarle su puesto es hacer efectiva una ceguera… Sería cerrar puertas innecesariamente. Piensa que Ella -por mucho que haya gente que la niegue- nos ofrece otra visión complementaria que aumenta nuestra riqueza.
SIMPLICIO: No sé yo si aumenta nuestra riqueza… puede ser que todo lo que ella quiera sea un monopolio. ¿Te has parado a pensar por qué todas esas acciones en contra de aquellos vendedores?
SAGREDO: Yo creo que ella lo hizo de buena fe. Ellos eran muy pesados…¡y lo suyo si que parecía un fraude!
SIMPLICIO: Por mucho que sea un fraude, todo el mundo tiene derecho a opinar.
SALVIATI: ¡Efectivamente! Todo el mundo puede tener una opinión, pero eso no implica que, en cada circunstancia, las opiniones de todos cuenten de igual manera. ¿Cuando te pones malo, sueles preguntarle al primer vagabundo que ves en la calle sobre lo que te ocurre? ¿O vas al médico? Ambos te van a dar su opinión… ¿es igual de válida?
SIMPLICIO: Te estás yendo del tema…
SALVIATI: El tema es que estamos llegando a un punto en el que Ella no tiene ni voz ni voto, y que cualquier cantamañanas que aparezca tiene prevalencia.
SAGREDO: ¡A dónde vamos a llegar!
SIMPLICIO: Eso, ¿dónde quieres llegar?
SALVIATI: Quiero llegar a donde queremos llegar todos. Podemos llegar por muchos caminos, y Ella nos puede ayudar con su experiencia. Lo único que espero es que aquellos que intentan flanquear nuestro objetivo con falacias sean ignorados; que aquellos que no hayan podido acercarse al objetivo porque no saben cuál es sean informados de inmediato, y que la vista de todos aquellos que pretenden nuestro objetivo sea tomada en cuenta.
SAGREDO: Como diría Confucio, “es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones”.
SIMPLICIO: No parece descabellado…
strong>SALVIATI: Solo en nuestra unión y cooperación podremos conseguirlo. Al fin y al cabo, el todo casi siempre es más que la suma de las partes.

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