En recuerdo de…

 ¡Son todo analogías, metáforas y silogismos burlones
que sin burlar atraviesan los más duros corazones!
¡Ay! del pesar tembloroso, enamorado.
Pues el enamorarse, a veces, te hace poner pesado.
No pesado de peso, grave, tieso;
sino un pesar más ligero, palabrero, petulante…
pues el que habla, no escucha,
y para la sisoducha no espantar
se ha de callar, oir, comprender y estuar.


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