Esta letra es la usada en muchos libros a la hora de repetir la "x" en otro sistema de coordenadas.
La siguiente historia podría ser real:
Le llamaban Caltheoreti, y era un tipo raro.
La verdad es que su juventud pasó volando, lo que no quiere decir que disfrutase -mientras surcaba los cielos- del paisaje.
Se dedicó a la física, y se interesó mucho por la astrofísica desde un primer momento. Sin embargo, era considerado por todos como alguien que hubiese cuadrado mejor en las matemáticas (por sus gustos).
En cierto momento de su vida se interesó por la fotografía, y recibió cursos y leyó publicaciones, de modo que obtuviese la mejor formación al respecto. Sabía la fundamentación para la práctica; conocía los recovecos y sabía que con su camara reflex de la antigua URSS podría hacer virguerías (si conseguía de algun modo paliar un pequeño defecto en la vejez de la lente). Se echó la camara a la mochila y comenzó a hacer fotografías. Calculaba al milimetro la exposición, la apertura, velocidad de obturación… La utilización de los filtros era para él un arte del que iba aprendiendo poco a poco conforme daba pinceladas con el botón.
Cientos de fotos hacía. Con cada exposición iba adquiriendo la experiencia necesaria como para mejorar la siguiente. Y le gustó tanto que en una temporada llegó a gastar un carrete por día.
Charlaba con sus compañeros sobre las fotografías que había hecho, los detalles de cada una, la manera de mejorar las proyecciones en cada situación… tanto, que fue famosa su afición y muchas veces le preguntaban amigos y conocidos para que les aconsejasen.
Pasó el tiempo, y la nieve fue a parar a las sienes de nuestro compañero. Seguía cultivando su afición por la fotografía. Seguía trabajando {imaginando/soñando/escribiendo} desde su casa aunque estuviese jubilado, porque trabajar en lo que te gusta es lo que te abre las puertas a la vida. Pero la habitación de la muerte estaba en el siguiente pasillo, y le sobrevino La Acechante mientras dormía, en paz.
En la herencia se encontraba de manera explicita un maletín marrón, que le fue entregado a la persona más cercana al difunto siguiendo las ordenes de este.
¡Cual fue la sorpresa de dicha persona cuando se encontró en el maletin cientos de carretes fotográficos sin revelar! Tan propio…
Había una nota que decía:
"Pintar sin cuadros. Escribir sin hojas. Hablar sin palabras. Es una forma de llevar las cosas.
Los resultados de una parte de mi vida están en estos carretes, que con mucho afán he cuidado, y cuyo contenido conozco en tanto conozco el método que les han dado vida. Espero los reveles y disfrutes de todo aquello que he vivido, pues te lo dejo como legado."
Curioso…
Una mañana llevó los carretes a la óptica para un revelado. Tras éste, todas en blanco. Una tras otra tan pálidas como la nieve.
Sonrió para si. Tenía que haberlo supuesto. Guardo una, y quemó las demás.
Detrás de esta, en un lugar de su casa expuesta, escribió:
…hay veces en la vida en que, para sacar una foto, no es necesario colocar bien el carrete…
Berenice
Me gustan las fotos en blanco…Gaia